Tuesday, November 11, 2008

Rojo

Sintió su presencia aún incluso antes de que una ráfaga de viento trajera su olor. Ella giró y lo vió enir cómo aquella noche hace ya tantos años. Habían quedado de verse aquí, una pequeña promesa de aquel amor de verano. Ella sonrió y hasta los ojitos le brillaron, el simplemente se detuvo en seco admirando su figura.

Se miraron durante largo tiempo, cada quien admirando aquello que resultaba desconocido. Él notó sutiles diferencias: se veía mayor que cómo la veía en sus sueños, ella ya no portaba ese reloj azul y que ahora portaba joyería fina. Ella lo miró igual que antes, la imágen que tenía de él era borrosa y no muy buena. Una risa nerviosa brotó de uno de ellos, ella miro al suelo y sonrojó. Todo esto era tan nuevo para los dos.

El se acercó a ella seguro de sí mismo, ella seguía titubeando.

- Estás aquí. En serio, en serio estás aquí -dijo ella.
- Sí -respondió el mientras tocaba su mejilla con su mano derecha.
- ¡No es un sueño, ¿verdad?!
- No, pequeña, no. Es verdad. Estoy aquí.
- ¿Me darías un abrazo?

El rió, rió y siguió riendo ante la mirada atemorizada de su amada. Ella jamás había escuchado melodía más hermosa y jamás se había sentido tan segura en un par de brazos.

- Este fue tu deseo ¿no?
- Sí...
- Pues aquí estoy.
- Lo sé, lo sé. Te veo, y no sólo eso sino que también te estoy escuchando y tocando. ¡Te siento! ¡Te siento, Roberto, te siento!
- ¿Te gusta quue yo esté aquí?
- ¡Tonto, sí bien sabes que me encanta!
- Lina...
- No, no, no. No lo digas.
- Lina, Lina.
- ¡Basta, basta! Quiero disfrutar esto.
- No, Lina, no.
- ¡Basta!
- Recuerda porqué estoy aquí.
- ¡No, no, no quiero!
- ¡Tienes que recordar! No te puedes dar el lujo de perderte.
- ¡Ya te dije!
- ¡Escuchame!

Con los ojos llenos de lágrimas ella distinguió en ese rotro que tanto amaba que todo ya estaba perdido. Él no pudo más que verla llorar y sujetarla entre sus brazos. "Recuerda que soy sólo un recuerdo."

Esas palabras resonaron por todo su cuerpo y empezó a sentir frío. Ya no había alguien a su lado, ya se había desvanecido tal cómo había llegado.

- ¿Algún día te volveré a ver? ¿Algún día realmente podré hablarte y abrazarte? ¿Podré reclamarte por habarte escapado?





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